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El puente del río Choluteca


¿Qué tiene que ver la construcción de un puente en Honduras con nuestro futuro profesional en época de pandemia y más allá?

En realidad, mucho más de lo que imaginamos…

Prakash Iyer escribió en la revista BusinessWorld (edición de abril-mayo 2020) una muy conveniente metáfora sobre el puente del rio Choluteca, en relación con los efectos (inesperados) derivados de cambios (también inesperados) en nuestro mundo. 

Vale decir que al parecer hay muchas personas reflexionando sobre el mismo tema, pues hemos encontrado historias muy similares en el canal de Youtube de Namasivayam (https://tinyurl.com/y2gm7lpj) y en el blog de Mukundarajan V N (http://tiny.cc/qkxmsz). 

Nos referiremos al primero (adjuntamos imagen y fuente), porque al parecer por la fecha de publicación puede ser el original, siendo lo importante acá la reflexión y su lección.

Iyer inicia preguntando: “¿Han oído hablar del puente Choluteca? Se contesta: “Yo tampoco, hasta hace poco tiempo”. 

Precisa el autor que es “un puente de 484 metros sobre el río Choluteca en Honduras, Centroamérica”. Siendo Honduras un territorio propenso a huracanes, cuando decidieron construir un nuevo puente sobre el río Choluteca, en 1996, “querían asegurarse de que podía soportar las condiciones meteorológicas más extremas”. 

Menciiona que “una firma japonesa fue contratada para construir un puente sólido, diseñado para tolerar las poderosas fuerzas de la naturaleza”. 

“El nuevo puente Choluteca –una maravilla moderna de diseño e ingeniería– fue inaugurado en 1998” y fue la primera gran obra de ingeniería japonesa en Latinoamérica, generando orgullo y admiración entre los pobladores que disfrutaban de esa maravilla en Choluteca.

En el mismo mes de octubre de 1998, pasó por Honduras el huracán Mitch, uno de los más severos y mortíferos del Atlántico: “75 pulgadas de lluvia cayeron durante cuatro días, el equivalente al agua que reciben en seis meses”. “Hubo devastación por todas partes”, generándose grandes inundaciones asociadas a la crecida del río Choluteca. “7 mil personas perdieron sus vidas. Se cayeron todos los puentes de Honduras”. “Todos, excepto uno, el nuevo puente Choluteca se mantuvo indemne”.

Ahora viene lo pertinente de la referencia: “Solo un problema”. “Aunque la estructura permaneció intacta, las aproximaciones del puente a las carreteras fueron barridas por la tormenta”. “Sin señal que alguna vez allí habían pasado caminos”. “Eso no es todo. Las inundaciones hicieron al río Choluteca cambiar de rumbo”. “El río tomó un nuevo cauce; ahora fluye a un lado del puente”. “No pasa por debajo del puente sino al lado”.

“Así que, aunque el puente fue lo suficientemente fuerte para sobrevivir el huracán, quedó como puente; sobre ningún río”. “Un puente hacia ninguna parte”. “Sucedió hace 22 años”. “Pero la lección del puente Choluteca hoy más que nunca es relevante para nosotros”.

“El mundo está cambiando en forma que nunca imaginamos”. 

Hemos creado soluciones en forma de estructuras para los problemas que hemos enfrentado, pero las grandes crisis nos recuerdan que esas mismas estructuras quedan obsoletas cuando el problema cambia. La solución no es entonces aferrarse a las estructuras o hacerlas “más fuertes”, sino tener la capacidad de adaptarse mientras el mundo a nuestro alrededor se transforma a velocidades y magnitudes crecientes. 

Nos enfocamos erróneamente en el puente, ignorando la posibilidad de que el río por sobre el cual pasará puede cambiar de rumbo…tan solo meses luego de haberse terminado o las personas dejar de necesitarlo.

“Piensa en eso también. ‘Construido para durar’ pudo haber sido el mantra popular. Pero ‘construir para adaptarse’ ahora puede ser la ruta para seguir”.  “De lo contrario podrían quedarse con un puente Choluteca; un puente magnífico, sobre nada, tendido hacia ninguna parte”.

Los sistemas de salud como tradicionalmente los conocemos han heredado ese mismo énfasis en las estructuras: en la oferta de hospitales, el paciente que espera ‘pacientemente’ su turno al final de una fila de espera, el espacio en la agenda de citas o que le emitan la autorización. El siglo XXI llegó con retos que no pueden resolverse con la lógica del siglo XX. Los puentes más fuertes siguen allí, aunque el río que acostumbraba a pasar por debajo de ellos esté cambiando de cauce.  

Medameris es una organización en red, basada en conocimiento, creada en el siglo XXI, a partir de las necesidades y expectativas presentes y acompañando el rápido desarrollo de los individuos y sus familias. A diferencia de las estructuras, no se degrada con el tiempo, sino que crece y se fortalece por su capacidad de aprender de sí misma. 

Liberados así de todo laste, contamos con nuestro conocimiento, pasión, onmicanalidad y ubicuidad para llevar nuestra práctica profesional a quien lo necesita, donde y como se requiere.

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